sábado, 7 de noviembre de 2009

Nelo, hace tiempo que acabé tu libro. Me lo leí de un tirón, porque logras captar la atención del lector y uno no puede parar hasta que averigua qué sucede al final… Te detallo aquí mis comentarios.
El estilo
En esta novela vuelcas tu capacidad expresiva. Encuentro tu estilo preciosista, prolijo y exuberante, como la misma selva que describes. Las descripciones de la vegetación y los paisajes en general me gustan mucho. Me ha llamado la atención cuando hablas de ese espíritu que anima la selva, a la que comparas con un ser vivo.
Los diálogos entre Diego y su amigo Mateo son conversaciones totalmente creíbles entre dos amigos. Le dan salsa al relato y a través de ellos transmites ideas y pensamientos muy interesantes. Las frases y giros nativos también le dan verosimilitud al relato al reproducir el habla local.
El hilo argumental
El libro en sí es un diario de viaje. Está escrito en primera persona, introduces reflexiones íntimas del protagonista, describes lo que sucede a través de sus ojos… El relato se desarrolla bien y atrapa al lector. Sólo en un momento la acción decae un poco, cuando están en la Laguna Grande, antes de la desaparición del Mexicano… Pero ya has dejado caer algunas pistas antes, sobre la intriga (nada más comenzar el libro) y pronto vuelves a la carga. Supongo que es una pausa necesaria durante la cual te recreas en describir la belleza del lugar. Un respiro plácido para los lectores.
Luego hay una serie de capítulos que son trepidantes, el clímax de la novela: cuando Washington se los lleva al claro del bosque a su peculiar “ceremonia” mística, y luego comienza esa persecución alucinante, llena de peligros, con el intervalo de la aldea indígena por medio (ese episodio me gustó mucho). En esta parte del relato, créeme que pensé: ¿qué es real y qué inventado? No sigo para no revelar detalles a los que pasen por tu blog y aún no la hayan leído.
El final, en el avión, está muy logrado. De vuelta a la civilización, sumergido en los múltiples recuerdos, el protagonista comienza a escribir su diario mientras sobrevuela el Amazonas. Las últimas páginas son un regreso “al mundo real” muy bien descrito, con ese sabor agridulce de la añoranza de una tierra fabulosa… ¡y muy real!

Elisabeth
(Escritora)Blog