lunes, 22 de febrero de 2010

-Manuel Pérez Recio, un amigo que conozco desde los tiempos de Bibliotecas Virtuales, publicó en mayo del 2008 esta novela que acabo de leer: Cuyabeno, la sangre de la tierra. Para estas fechas ya está a la venta la segunda edición, (Bohodón Ediciones) y espero que siga teniendo éxito para muchas más.


Cuyabeno es un río, afluente de otro río, que da nombre a una de las reservas naturales más importantes de la amazonía; alimenta catorce lagunas encadenadas entre sí, una extensa zona pantanosa y cientos de pequeños canales de aguas oscuras y cenagosas.


Es parte de la introducción, y tanto el título como el mismo río, es el hilo conductor de una historia que se desarrolla en medio de la maraña de la selva, y que gracias a las excepcionales descripciones del autor, como lectora pude oler la húmeda vegetación de la selva ecuatorial, sentir las hormigas recorriendo mi cuerpo, las tarántulas de piel aterciopelada caminando por mi espalda, y el sudor y el fango impregnando mis ropas al cuerpo. Tal vez haya sido un reencuentro con lo que conozco, pues he vivido en la selva peruana y sé lo que se puede encontrar allí. Un lugar donde no existe el silencio: de día los monos aulladores, las guacamayas, el zumbido de insectos gigantes… de noche no sólo el croar de los batracios. La noche jamás es silenciosa en un sitio como ese. Y es allí donde se desarrolla esta historia, que nos lleva suavemente de la mano, sin presentir lo que encontraremos más adelante.
El misterio que envuelven las culturas indígenas, siempre mezcladas con el chamanismo, la brujería, y gran parte de candor, se mezcla con la mente lúcida y escéptica del protagonista, Diego, que junto a su amigo y compañero de viajes, Mateo, decide internarse más allá de los límites de la razón, logrando que en nuestras mentes se mezcle la realidad con la fantasía, de tal manera que al final nunca sabremos con exactitud la verdad. Unido a este viaje de los sentidos se desarrolla una historia de amor que nace fuera de los límites convencionales. Empieza de manera apasionada para transformarse en un amor de dolor dulce, casi masoquista, del que únicamente los que han conocido el amor sabrán comprender.


Con un lenguaje claro, sencillo, y no por ello fácil, Manuel Pérez Recio logra hacernos reír, inculcarnos temor, suspense, rabia, impotencia, y por último, sentir los placeres del amor, relatados de manera magistral.


Comprendo ahora el éxito de esta novela, y no podía ser menos. He leído los relatos que Manuel postea en el foro literario Prosófagos, y sus comentarios, siempre indicativos de su capacidad analítica, dan fe de su gran capacidad literaria.


¡Enhorabuena, Manuel! Te doy las gracias por permitirme leer tu novela!


B. Miosi (Escritora)
(Reseña del libro, publicada en su blog)